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Beneficios de la inversión a largo plazo: planifica tu futuro financiero

El tiempo juega a favor del vino, el gazpacho (al día siguiente siempre está más rico) y del dinero. Si tienes dinero y tiempo para dejarlo en un buen depósito, saldrás ganando. Porque si recurres, por ejemplo, a fondos de inversión a largo plazo, te evitas el riesgo que implican las operaciones en corto y dejas tu dinero crecer poco a poco, mientras te dedicas a otras cosas, como vivir la vida (eso que pasa mientras haces otros planes, que diría John Lennon).

En este artículo, te daremos algunas claves sobre cómo invertir el dinero a largo plazo y qué tipo de inversión es la más rentable. Sigue leyendo, porque quizá nos lo agradezcas dentro de unos años.

¿Qué es la inversión a largo plazo?

Pero antes de ponernos a comprar bonos y acciones a lo loco, un poquito de información. Aunque el concepto es sencillo: largo plazo significa años o incluso décadas de apuesta por un activo. Pueden ser acciones de compañías afianzadas en los mercados (y por tanto, bien situadas en bolsa), como Apple, Microsoft o Coca-Cola, u otros activos, como bonos, bienes raíces, Letras del Tesoro, pero siempre con ese denominador común: que pasen años sin que toques ese dinero.

¿Qué tipos de inversión a largo plazo existen?

Existen varios tipos de inversiones a largo plazo, cada una con sus características, riesgos y potenciales de retorno. Si te preguntas cuál es la inversión más rentable a largo plazo, lamentamos decirte que no hay recetas milagrosas, claro que la constancia en tus apuestas y manejar cierta información son siempre caballos ganadores.

Como la información que podrás leer a continuación sobre distintos tipos de inversión segura a largo plazo que, si dispones del citado tiempo y un dinero considerable para invertir (hablamos de un 1 seguido de varios ceros), te saldrá a ganar. Obviamente, si inviertes en varios frentes a la vez, el retorno puede ser mayor.

Pero, entrando en materia, estos serían las estrategias de inversión a largo plazo más recomendables:

• Comprar acciones de empresas consolidadas. Déjate de start-ups, crowfundings con impacto social positivo y demás experimentos, sobre todo si llevan la etiqueta “sostenible” y aparecen niños sonriendo. Para tus inversiones, mejor apuesta por lo seguro, por empresas de demostrada solvencia que lleven años cosechando beneficios y tengan perspectiva de seguir haciéndolo. Por ejemplo, NVidia, empresa que se dedica al diseño y fabricación de unidades de procesamiento gráfico (GPUs) y tecnologías relacionadas con la Inteligencia Artificial, tiene mucho futuro. Kodak, empresa que hizo fortuna con el revelado analógico, no tiene mucho futuro. Como ves, no hace falta ser Nobel de Economía para dar pasos acertados en el mundo de la inversión. Se necesita, eso sí, tiempo y dinero. Y cierta sangre fría para aguantar sin retirar tu dinero en cuanto veas que bajan un poco las acciones.
• Fondos indexados. Para los muy ‘segurolas’. Lo que no significa que no sean rentables, al contrario. Son fondos de inversión que replican el rendimiento de un índice bursátil específico, como el S&P 500, sin intentar superar su rendimiento. Al estar tan diversificada la apuesta, muy mal se tiene que dar la cosa para que, en el largo plazo, la inversión no te salga favorable.
• Bienes raíces. No hablamos de inversiones veganas ni ‘plant based’, sino de colocar tu dinero en activos tangibles y sólidos, como casas, edificios comerciales, y apartamentos (también de explotación turística). Buscan una inversión segura a largo plazo a través de alquileres o apreciación del valor de la propiedad y puedes obtener rentabilidad del modo tradicional (comprándote una casa y esperar a venderla más cara dentro de diez años) o a través de fondos de inversión inmobiliaria o de los REITs (Real Estate Investment Trusts): son fondos que invierten en bienes raíces comerciales, como oficinas, centros comerciales y apartamentos. Ofrecen a los inversores la posibilidad de recibir ingresos por alquileres y potencial apreciación del valor de las propiedades.
• Oro y otros metales preciosos. El oro ha sido considerado tradicionalmente una inversión segura y un refugio de valor en tiempos de incertidumbre económica y volatilidad del mercado. Fijémonos en que su precio, el precio del gramo, se ha casi duplicado en diez años. Si compraste, por ejemplo, 100 gramos de oro en 2014, a unos 30 euros, ahora lo podrías vender por el doble. Si te gastaste 3000 euros entonces, ahora los podrías vender por 6000, es decir, una inversión redonda y dorada. Por otra parte, el oro es uno de los productos con menos volatilidad, es decir, que no está tan expuesto a variaciones imprevisibles, rápidas y sorpresivas de su precio. No obstante, también puede mostrar cierta volatilidad y tener oscilaciones, al menos en corto plazo, por lo que tampoco conviene dar por sentado nada.

¿Las criptomonedas son una inversión segura?

Si no te obsesiona tanto la seguridad como saber qué tipo de inversión es la más rentable, las criptomonedas han demostrado, desde que irrumpieron como un activo financiero, que pueden generar importantes ingresos. Eso sí, a pesar de su popularidad creciente, no se consideran tradicionalmente como una inversión segura debido a su alta volatilidad y la falta de regulación en muchos casos. Sin embargo, comprar y mantener criptomonedas por un período prolongado, ignorando las fluctuaciones a corto plazo, se ha demostrado como una buena opción. Es decir, volvemos de nuevo a la idea de jugar con el tiempo para hacer crecer tu dinero. La paciencia, ya lo dejó escrito Kafka en sus diarios, es la virtud más valiosa de todas.

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