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¿Qué debe hacer cuando los bancos rechazan su solicitud de préstamo?

En muchas ocasiones, los clientes pueden verse en un problema si las entidades bancarias rechazan el crédito que solicitan para hacer frente a algún imprevisto, o bien a la inversión en una vivienda o un vehículo. Pese a que puede parecer que todo está perdido, la realidad nos dice que existen varias formas de solicitar dinero fuera de las entidades bancarias tradicionales, y hoy te vamos a explicar cómo acceder a ellas.

Motivos por los que un banco te rechaza la solicitud de un préstamo.

Cada caso es diferente y se debe estudiar atendiendo a sus particulares, pero la experiencia nos dice que existen varios motivos comunes por los que una entidad bancaria te puede rechazar un préstamo:

• Los profesionales de la entidad consideran que tus ingresos justificados no son los suficientes para poder hacer frente a la deuda que supone la concesión del crédito.
• No aportas ningún tipo de garantía o aval a la hora de solicitarlo, algo que es prácticamente imprescindible para una entidad bancaria.
• Tienes algún otro crédito pendiente sin terminar de pagar.
• Posees un historial crediticio poco fiable, o bien estás en la lista de morosos de ASNEF, factores prácticamente excluyentes para obtener financiación en los bancos.
• Pese a que tus ingresos mensuales sean óptimos para el préstamo, posees otros gastos muy elevados que echan atrás al banco (hipoteca, coche, alquiler de la vivienda…).

Qué hacer cuando el banco me rechaza la solicitud de crédito

El préstamo bancario es la opción más común y utilizada por los ciudadanos a la hora de pedir dinero, por lo que es importante tener alternativas presentes si esta se imposibilita. Ahora que el banco nos ha rechazado el préstamo, es el momento de empezar a considerar estas opciones, analizando sus pros y contras y eligiendo la mejor para nuestro caso.

Casas de empeño

Pese a que muchos optan por esta opción a la hora de solicitar dinero, es importante saber que puede llegar a traer bastantes problemas al cliente, todos ellos relacionados con un posible impago de su deuda.

Las casas de empeños aplican intereses bastante abusivos a sus clientes, además de devaluar significativamente los bienes empeñados para obtener beneficio. Además, el principal problema de estos negocios lo encontramos en los casos donde el cliente no pueda hacer frente al pago de su deuda, donde terminaría perdiendo la propiedad de los productos empeñados.

Sumado a todo lo anterior, es habitual encontrar casas de empeño fraudulentas, que estafan a sus clientes y desaparecen llevándose todos los bienes sin dejar rastro. Por lo tanto, esta opción no es nada recomendable en la actualidad, puesto que existen otras soluciones más seguras y cómodas.

Préstamos laborales

Las personas empleadas que necesitan un crédito optan por solicitárselo a su propia empresa. En este apartado podemos ver dos situaciones bastante comunes, por lo que detallaremos cada una de ellas:

1. Solicitar el préstamo a algún compañero o superior. Pese a que la confianza puede darnos acceso al crédito, debemos saber que esto puede suponer un antes y un después en la relación profesional y personal. Prestar dinero siempre es un punto de inflexión y, si se termina sin hacer frente al pago, se puede provocar un conflicto muy evidente dentro de la empresa.
2. Pedir un adelanto en el sueldo. Si tenemos un trabajo indefinido, también existe la posibilidad de solicitar un adelanto en el sueldo para obtener la financiación necesaria. Hay que tener mucho cuidado con esta opción, puesto que una mala planificación terminaría siendo fatal para la estabilidad económica.

Petición a un familiar o amigo

Esta opción es bastante tradicional y utilizada por muchas personas, pero no es muy poco recomendable por las siguientes cuestiones:

• Este tipo de operaciones son muy delicadas, y es imprescindible no entrar en ellas si no existe la seguridad de poder devolver el dinero prestado en el futuro.
• Si no se establecen unas condiciones claras en el préstamo, pueden causarse graves problemas en las relaciones personales con el acreedor, algo muy negativo al tratarse de un amigo cercano o familiar.

Pese a la inmediatez que garantiza este método, sus resultados acostumbran a ser bastante negativos para ambas partes.

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