Comprar o alquilar una casa: ¿qué es mejor?
Es uno de los dilemas existenciales, pegados a lo concreto, que más quebraderos de cabeza generan. La libertad del alquiler, que te permite ser nómada ad infinitum, o la tranquilidad que te genera poseer un “título inmobiliario”, es decir, ser propietario de una vivienda, un privilegio que hoy cuenta más que presumir de ocho apellidos vascos.
En este artículo veremos, entre otras cosas, qué es más barato: alquiler o hipoteca. Es decir, si te compensa seguir pagando las cuotas de alquiler o podrías pagar menos al menos con una buena hipoteca: no solo ahorras en el presente, sino que no que te garantizas tener una propiedad para el futuro.
Bien, vale, parece que comprar un piso está lleno de ventajas. Sin embargo, ¿por qué la gente alquila? Sigue leyendo y saldrás de dudas. Y quizá, al final del artículo, te animes por una opción u otra. Y recuerda que, si necesitas una cantidad de dinero para hacer frente a un gasto relacionado con tu futuro inmobiliario, Moneyman te pone en bandeja préstamos rápidos y sin papeleos en cuestión de minutos.
¿Qué ventajas tiene alquilar un piso?
Empecemos por una de las fórmulas preferidas por la juventud a la hora de emanciparse. Según Eurostat y otros estudios recientes, en muchos países europeos, alrededor del 70% de los jóvenes de entre 18 y 34 años viven en alquiler.
Eso sí, si tuvieran otras opciones al alcance, quizá las tomarían, porque dichos jóvenes gastan más del 50% de sus ingresos mensuales en alquiler, superando las recomendaciones de los economistas de no gastar más del 30% en vivienda.
Veamos, ahora así, algunas de las ventajas que hace que tanta gente, especialmente los jóvenes, opten por el alquiler:
- Flexibilidad. El alquiler ofrece mayor flexibilidad para moverse en caso de cambios en la vida personal o profesional, como cambiar de trabajo, estudiar en otra ciudad o simplemente querer experimentar vivir en diferentes lugares. No estar atado a una propiedad permite a las personas adaptarse rápidamente a nuevas circunstancias. ¿Quieres vivir en Barcelona, Madrid, pero también en Estambul, Praga y Buenos Aires? Entonces el alquiler es tu opción; de hecho, es la favorita de los nómadas digitales, que llegan a hacer uno de un tipo de alquiler con el menor compromiso: habitaciones en pisos compartidos ya constituidos o estancias breves a través de plataformas de alquiler turístico.
- Menor responsabilidad financiera y de mantenimiento. O lo que es lo mismo: menos gastos. Los inquilinos no tienen que preocuparse por los costos de mantenimiento y reparación de la vivienda, ya que estos generalmente corren a cargo del propietario. Además, no es necesario realizar una gran inversión inicial como ocurre con la compra de una vivienda, lo que permite a los inquilinos disponer de más liquidez y ahorrar dinero. La vida del propietario puede ser esclava: cambiar la caldera, arreglar el lavavajillas, pintar la casa, reparar la fuga de un lavabo… Son habituales los desperfectos y a menudo se juntan varios a la vez por lo que si no tienes una solvencia asegurada es mejor que esperes a obtener tu “título inmobiliario”.
- Acceso a mejores ubicaciones. El alquiler puede permitir a las personas vivir en áreas que serían inaccesibles económicamente si tuvieran que comprar una propiedad. Esto es especialmente relevante en ciudades grandes y en barrios céntricos o de alto nivel adquisitivo, donde los precios de compra pueden ser prohibitivos. Esto no significa que el alquiler sea barato per se, pero, sí tienes un dinero ahorrado y gozas de un sueldo generoso, te permitirá disfrutar de la vida en buenos barrios sin mayores compromisos. Esto se llama también “carpe diem habitacional”.
- Menor dependencia de las fluctuaciones del mercado inmobiliario. El inquilino no mira el Euribor ni sus temibles variaciones. Normalmente, se acoge a una tarifa o cuota que ya está fijada de antemano en contratos que se redactan a cinco años vista y, lo único que puede pagar en relación a los gastos, es la actualización del IPC anual, que, en relación con el mercado de alquiler, se traduce en unos pocos euros más a pagar cada año.
¿Qué diferencia hay entre alquilar y comprar?
Vale, alquilar tiene sus puntos fuertes, pero ¿cómo saber si me conviene comprar una casa? ¿En qué momento de mi vida, de mi situación financiera, me puede interesar? Para ello, lo mejor es que respondamos a la pregunta del epígrafe.
Lo que caracteriza al alquiler es, como dijimos, la flexibilidad y el menor riesgo. En cambio, comprar una vivienda supone compromiso pero, a la larga, la posibilidad de rentabilizar la inversión, así como el ahorro, si logras amortizar en buena lid la compra, ya sea cancelando la hipoteca o alquilándola a terceros a un precio mayor que el de la hipoteca que pagas (o tuviste que pagar).
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¿Cuál es la rentabilidad de un alquiler?
En el dilema que exponíamos al principio (apostar por el alquiler o comprar casa), conviene separar entre dos motivaciones a la hora de comprar una casa (que es la clásica pregunta que hacen los agentes comerciales de las inmobiliarias): para vivir o para invertir.
Porque la decisión cambia sensiblemente. Si queremos comprar para vivir, buscaremos una vivienda agradable, en la que nos guste pasar el tiempo en el que no estamos trabajando (o trabajando, si somos telecurrantes), recibir a nuestros amigos, así como insertarnos en un barrio en que nos sintamos a gusto y podamos crear comunidad.
Si queremos comprar para vivir, entonces los criterios cambian. Pensemos en la demanda que pueda tener ese piso y la gente dispuesta a pagar determinadas cantidades por hacer ese uso de un alquiler. En barrios de fuera de la M30 de Madrid, por ejemplo, en 2024 todavía se pueden comprar pisos en torno a 100.000 euros, en algunos casos con más de una habitación. Esto supone una hipoteca muy baja, en torno a 200 euros al mes.
Si alquilamos la vivienda por 600 euros al mes, es fácil darse cuenta de que disfrutaremos de una rentabilidad muy alta con esta operación. Y si tenemos presupuesto para una reforma de la vivienda y, teniendo en cuenta que Madrid cada día acoge a nuevos pobladores, es más que probable que podamos vender la casa un 33% más cara en pocos años, es decir, por 150.000 euros.
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